Es un concepto interesante… o al menos curioso. ¿De qué se trata la propuesta de La Pajarera? Desde su rincón creativo en Haedo, las obras –porque no cabe otra manera de llamarlas- que realiza María Sol Marsico llegan a muy diversas y distantes partes del planeta.
Algunas de las ciudades en las que se oye su nombre con acentos extranjeros son Barcelona, Grenoble (Francia) y Liege (Bélgica). Ella es la joven manos maravilla, responsable de estas creaciones. Su materia prima fundamental son piezas textiles, que trabajadas con esmero y creatividad dan vida a creaciones geométricas, coloridas, con texturas y formas impensadas. “Luego de distintos procesos, se transforman, finalmente, en piezas para vestir”, asegura Sol. Ese proceso de elaboración, en el que el material original es deconstruido y transformado, es parte fundamental del proceso que convierte a cada una de sus piezas en una original –y deseable- joya de autor.
Tiene varias series, que marcan los distintos estilos: Tears, una especie de seguidilla de lágrimas hechas en gotas de cuero; Roll, con telas texturadas enrolladas y combinadas; Acordeón, como su nombre lo indica, representan los pliegues típicos del instrumento, y Nativa, con toques que remiten a la ornamentación de pueblos originarios, son algunas de las más llamativas.
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